Todos diremos que el martillo, obviamente.
Pues bueno, Galileo no diría que la cosa es tan obvia. ¿Y por qué no? Galileo nunca creyó que, como decía Aristóteles, los cuerpos cayeran más rápido por tener más masa. ¿Cómo lo demostró? Pues tirando piedras a los turistas.
Se dice que desde lo alto de la Torre de Pisa, Galileo tiró dos objetos de diferentes masas, y enunció que lo único capaz de frenarlos es el rozamiento con el aire.
Hoy en día se pone en duda que de verdad lo pudiera medir bien, así que como buenos curiosos mandamos a un par de astronautas a la Luna a tirar piedras.
En la misión del Apollo 15, en 1971 se llevó (entre otras muchas cosas) un martillo y una pluma. Ambas deberían caer a la vez, si hacemos caso a Galileo, pues en la Luna no hay rozamiento con el aire.
Echad un vistazo a lo que pasó:
Y así fue como unos 400 años más tarde, le damos la razón a ese gran científico y decimos:
Los cuerpos caen a la misma velocidad (la de la gravedad) independientemente de su peso, siendo el rozamiento el único factor capaz de variar esa velocidad.
Tanto nos ha gustado este experimento que le hemos hecho una carta:
¡Y aquí nos despedimos!
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